sábado, 15 de diciembre de 2012

Mis deseos para Navidad

En esta época del año, es común hacer una reflexión sobre lo que fue el año que está por terminar y hacer una lista de deseos para iniciar el próximo.

Recuerdo cuando tenía 10 años y recibí la noticia de que el "niño Dios" no era real y los regalos que siempre recibía el 25 de diciembre en la mañana eran de mis padres. Fue como un balde de agua fría el reconocer que todas esas historias sobre cómo era la persona que dejaba los juguetes bajo el árbol, lo que hacía al llegar a mi casa, de donde venía, los lugares a donde iría después ... toda esa magia de pensamientos, de pronto se convirtió en las mentiras más absurdas que durante toda mi existencia me había creído.

Pasé del mundo de los niños crédulos al mundo de los adultos racionales y desconfiados... me sentí engañada y en automático comencé a dudar de todo lo bueno que tenía a mi alrededor.

Mis deseos de navidad se habían convertido en un mar de dudas y miedos y lo peor de todo es que los regalos que recibía ya no eran tan enormes como antes.

Todo ser humano tiene deseos, todos tenemos la capacidad de imaginar y crear situaciones  con nuestra mente, incluso en nuestro cuerpo se despiertan sensaciones ya sea placenteras o de angustia como efecto de las imagenes creadas en la mente.

"Si eres capaz de soñarlo, eres capaz de tenerlo" es una frase que he escuchado muchas veces y es verdad, lo que no es verdad es que debe estar en el momento que yo quiero, de la forma en que yo quiero y si no lo recibo, me causa conflicto , estrés,  frustración, angustia o depresión.

Realmente no es el problema lo que tenemos o no tenemos, sino lo que pensamos sobre el tener o no tener, las creencias que están detrás son las que causan el conflicto, no lo que nos pasa o nos deja de pasar.

El deseo es crear algo mentalmente, es transportarse a un futuro anhelado.

Desear es lo que los niños hacen tan fácilmente cuando cierran sus ojos mientras apagan las velitas de un pastel de cumpleaños, la gran diferencia es que un niño confía en que las cosas se darán, no lucha , no culpa a otros, ni siquiera habla de ello ... sólo confía y sigue celebrando cada instante de juego.

El mejor deseo que podemos tener es ver la magia en todo lo que pasa a nuestro alrededor, vivir cada día con lo mejor que tenemos al alcance y no esperar un año para reflexionar y otro para desear que sea mejor. ¿No te parece?